domingo, 22 de marzo de 2015

La guerra del pacífico XI: Guadalcanal (II).



Mencioné en el post anterior que esta iba a ser una campaña larga y repleta de acciones navales, así que hará falta un poco de paciencia para verlo todo.

Finales de agosto 1942.

Los japoneses organizan un convoy para llevar refuerzos a la isla y lo apoyan con una flota de portaaviones. Los americanos envían los suyos para interceptarlos y en la batalla subsiguiente la flota imperial pierde un portaaviones, un crucero, un destructor y un transporte de tropas, y a cambio sólo dañan a un portaaviones norteamericano. El convoy ha de dar media vuelta.

Hay que tener en cuenta que en cualquier batalla naval que se diera en los alrededores los Estadounidenses contaban con una gran ventaja: El aeropuerto estaba en sus manos, lo que equivalía a tener un portaaviones permanente e insumergible.

A partir de entonces los nipones enviaron casi siempre  sus refuerzos y suministros a través de transportes rápidos y destructores. De esa forma podían llegar de noche, descargar todo lo necesario y alejarse lo necesario antes de que amaneciese para que los aviones enemigos no pudieran atacarles. Este sistema fue bautizado por los aliados como Tokio Express.

Septiembre de 1942.
Cuando los japoneses consiguen reunir en la isla efectivos equivalentes a una brigada (3000 hombres), lanzan otro ataque contra la base americana, de nuevo con asaltos frontales nocturnos y de nuevo con idénticos resultados: perecen casi todos sin lograr nada.

En la guerra naval un portaaviones de los Estados Unidos es hundido por un submarino japonés cuando daba cobertura a un convoy de refuerzos.

          El portaaviones Wasp tras ser torpedeado.

Octubre de 1942.
Los marines amplían su perímetro defensivo tras desalojar a los nipones del río Matanikau.

Los japoneses envían una flota para bombardear de noche la base de Henderson field, pero son interceptados y pierden un crucero y varios destructores a cambio de un solo destructor estadounidense.

Días más tarde mandan otra expedición a intentarlo y esta sí consigue el objetivo. Sus acorazados y cruceros bombardean la base durante más de una hora y le provocan graves daños. No obstante, los marines se las ingenian para tener el aeropuerto operativo a las pocas horas.

A finales de mes los japoneses consideraron que ya habían reunido suficientes tropas como para intentar otro asalto a Henderson Field. Esta vez con efectivos equivalentes a una división, efectuan unos ataques frontales nocturnos que terminan como siempre: Pierden más de dos mil soldados sin apenas causar bajas entre los marines. 

Coincidiendo con la ofensiva terrestre, los nipones lanzan una flota a intentar neutralizar a los barcos americanos que se encuentran en la zona. La consecuencia fue que Japón acabó con tres de sus  portaaviones dañados (más un crucero hundido) y a cambio los Estados Unidos perdieron un portaaviones y otro resultó dañado.

Y todavía faltan tres meses de campaña


Un avión japonés ha dejado caer un torpedo que impactará en el portaaviones Honet.
   

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