jueves, 25 de junio de 2009

La Guerra del Pacífico IV: Singapur.

Principios de 1942.

Sin sus acorazados y con menos portaaviones que Japón, Estados Unidos no tuvo más remedio que mantenerse a la defensiva y, mientras tanto, los nipones avanzaron de forma arrolladora. La perfecta planificación de su ataque les llevó a tomar todas las bases y colonias inglesas, holandesas y americanas en la zona, abarcando Singapur, Hong Kong, las Indias Orientales, Filipinas, Camboya y  buena cantidad de las islas del Pacífico.

La pérdida de Singapur fue especialmente dolorosa para los ingleses. En primer lugar, la flotilla de acorazados que tenían allí (El princep of Wales y el Repulse) fue hundida por la aviación japonesa cuando se dirigía a interceptar el desembarco japonés en la península de Malaya.

En segundo lugar, los británicos se vieron incapaces de frenar el avance de los japoneses que invadieron Malaya, a pesar de que eran numéricamente inferiores. Los ingleses eran rodeados una y otra vez por las hábiles tropas japonesas, veteranas tras los años de guerra contra los chinos, y la velocidad del avance nipón desconcertó a los europeos. La península fue conquistada en poco tiempo.

En tercer motivo fue la pérdida de la ciudad propiamente dicha. Localizada el extremo sur de Malaya, era la base más importante de los británicos, una fortaleza que consideraban inexpugnable, su Gibraltar asiático. Y lo hubiera sido de no ser por un “pequeño” defecto: había sido preparada para hacer frente a los ataques desde el mar, pero sus defensas no contemplaban un ataque desde tierra. Así que la fuerza japonesa que conquistó Malaya cruzó el estrecho que separaba a la isla del continente y, una vez más, una fuerza numéricamente inferior de japoneses venció a los ingleses. La fortaleza capituló a los pocos días y fueron hechos más de 100.000 prisioneros.


Aquello no sólo fue una humillación para los ingleses, sino un golpe para el orgullo del hombre blanco. Los europeos, acostumbrados a derrotar con facilidad a hordas de nativos de naciones subdesarrolladas, se creían una raza superior que tenía el derecho y el deber de gobernar el mundo. Ahora descubrían que su tecnología había sido replicada, e incluso superada, por una nación de esas que llamaban incivilizadas y que, además, que era capaz usarlas con mayor destreza. En contrapartida, aquellas victorias aumentaron el desprecio que los japoneses sentían por laraza blanca, con unos efectos lamentables que veremos más adelante.

Los americanos lo hicieron algo mejor en Filipinas. Fueron expulsados del archipiélago, pero sólo tras resistir durante varios meses en la península de Bataan, un rinconcito de la isla de Luzón. Al evacuar la posición, McArthur, su comandante dijo la famosa frase: “Me voy, pero volveré”, lo cual no estuvo mal, porque si volvía quedaría muy bien ante la historia, y si no volvía, ¿Quién lo iba a recordar?

Para cuando el impulso del ataque inicial japonés se agotó el frente quedo mas o menos estabilizado al oeste en Indochina, al sur en Borneo (que quedó compartida entre ambos bandos)  y al oeste en la Micronesia. Es la línea roja que se ve en el mapa:



La primera línea es el avance japonés en los primeros meses de la guerra. La segunda es su avance máximo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario